Increible Carta al Director en El Correo Gallego.es
Vivo de mi cocina, y así ha sido durante los últimos años. Un pequeño restaurante de comida casera en Padrón. Una empresaria autónoma, como uno de más de los miles que sustentan este país.
Un día, no distinto de cualquier otro, llega una carta. En ella se exigía el pago de unas cuotas de no sé qué derechos de autor. Una persona entra en mi local y sin mediar palabra arroja un papel sobre el mostrador. La SGAE, aunque ellos nunca se han identificado. Yo ya era un objetivo. Desde entonces vivo permanentemente acosada por esta gente, han entrado en el local, sin mediar jamás una explicación, han tomado fotografías? Mis clientes no vienen aquí a ver la tele, ni a bailar, ni a escuchar música o imitar a nadie. Aquí toman su refresco, su café y su comida reconfortante. Ése es mi negocio.
Un compañero de profesión firmó con la SGAE hace ya unos años, harto de sus amenazas. Ahora ya es Agedi y otras dos entidades más, autorizadas por el Ministerio de Cultura, las que llaman a su puerta reclamándole su propio canon. Ahora me llevan a juicio, como a un delincuente cualquiera.
Ahora, sólo espero que me toque un juez justo. ¿O no saben ustedes que dependiendo del Juzgado o juez que a uno le corresponda la balanza se inclinará a uno u otro lado? Hay jueces que plantean el caso, más allá de cualquier consideración, con una lógica aplastante: probar si la música o la televisión tienen un carácter esencial para el negocio. Yo deseo que me toque uno de éstos, un juez justo. Sí señores, o ¿acaso aún creían que la Ley es igual para todos?