jueves, 14 de julio de 2011

Las taifas de la SGAE


La Sociedad está fracturada en familias por su afinidad a su ex director

Darío Prieto | Madrid
Actualizado miércoles 13/07/2011 12:38 horas

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Tan inteligente como prepotente, adicto al trabajo, batallador... Quienes conocen a Teddy Bautista dicen que su personalidad ha marcado el rumbo de la SGAE desde que se hizo con las riendas de la entidad. Y ¿qué legado deja Teddy? Más allá de las cifras económicas o de la percepción de la opinión pública respecto a la entidad hay que analizar la profunda situación de división, con múltiples frentes, entre los socios.

Un primer grupo sería el de los fieles partidarios del ex presidente del Consejo de dirección de la SGAE, entre los que se cuentan Caco Senante (su fiel escudero, canario como él) y Víctor Manuel, pertenecientes a la Junta directiva salida tras las elecciones del pasado 30 de junio (un día antes de la intervención judicial contra la entidad), así como Andrés Calamaro y Joaquín Sabina. Forman un grupo numeroso dentro de los cuadros de mando, aunque el escándalo de la trama parasitaria ha minado su poder.
Ya no tan convencidos

Dentro de la Junta Directiva y de otros órganos de gobierno también hay autores que, aún siendo partidarios en un primer momento de Teddy, perdieron su confianza en él tras su detención. El dramaturgo y director teatral Ernesto Caballero, miembro de la Junta directiva y también de la Comisión Rectora creada este martes para ejercer las funciones ejecutivas en ausencia de Bautista, afirmó la semana pasada en una entrevista radiofónica que el máximo responsable de la SGAE ya no contaba con el favor de la citada Junta.

Otro frente lo representan los partidarios de la candidatura De Otra Manera (DOM), encabezada por José Miguel Fernández Sastrón (antiguo miembro de la Junta), que obtuvo un 43% de los votos en las elecciones, aunque no consiguió ninguno de los 30 representantes a los que optaba. Aunque en un primer momento aceptó los resultados, la candidatura de Sastrón (en la que también participan el dramaturgo Eduardo Galán o el cineasta Miguel Hermoso) impugnó los resultados tras descubrir en el auto del juez que el principal imputado en la "trama parasitaria", José Neri, habría favorecido a la candidatura oficialista que apoyaba a Teddy y dificultado la de Sastrón. No reconocen la "legitimidad" de la Junta ni de la Comisión Rectora, se presentan como causa en el proceso para pedir una repetición de elecciones y solicitan una asamblea general extraordinaria.
¿Satrústegui?

El cuarto grupo lo formarían los firmantes del manifiesto 'Por una acción unitaria frente a la crisis', impulsado por Fermín Cabal y Achero Mañas, y al que se han adherido unos 300 socios de SGAE, entre los que se encuentran Pedro Almodóvar, Daniel Sánchez-Arévalo, Francisco Nieva y Fernando Colomo. Llaman a la unidad de los autores, aunque critican las posturas de la Junta directiva y de Sastrón. También solicitan la convocatoria de una asamblea extraordinaria. Ante la negativa de la SGAE a hacerla en la sede de la entidad, han convocado una por su cuenta, bajo el lema "Vente al veinte", en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el próximo miércoles.

"Nos estamos jugando mucho. Nuestra Sociedad está en el punto de mira de mucha gente y no nos faltan enemigos, unos por ignorancia y otros por mala fe. Y la ignorancia y la mala fe son dos males que debemos erradicar definitivamente entre nosotros", dicen en su llamada a la reunión. Solicitan nuevas elecciones con un nuevo marco estatutario que amplíe el censo y limiten los mandatos. Además, critican la posibilidad de que Miguel Satrústegui sea la persona que lleve la Comisión rectora. En declaraciones a Europa Press, Cabal ha manifestado que "es un error que Satrústegui esté ahí. Este hombre viene a tapar los trapos sucios del PSOE. Pero los socios no lo vamos a permitir" y que el ex directivo de Prisa "aterriza sospechosamente procedente de una organización política donde ya ha demostrado suficientemente su ineptitud cuando fue subsecretario de Cultura y fue despedido a patadas por los profesionales".

Por último, estarían todos aquellos socios que trabajan prácticamente de forma aislada, sin apenas posibilidad de contactar con otros en su misma situación. Algunos de ellos han ido batallando por su cuenta y denunciando las irregularidades de la entidad, como es el caso de Luis Cobo, 'Manglis'. Ellos conforman una gran masa anónima que tiene la posibilidad de contar con una voz en la era 'post-Teddy'.
El Mundo.es.copio y pego

domingo, 10 de julio de 2011

Los otros pecados de la SGAE: amenazas, falsificaciones y abusos de poder


10-07-2011 | 1

Un ex inspector de la sociedad habla con LA GACETA sobre las prácticas más vergonzantes de la entidad.

Noelia Hermida. Bilbao


Empezó con ilusión. Es amante de la música y, como tal, estaba encantado con que su trabajo fuera defender los derechos de los autores y proteger sus obras. A. R. entró en la Sociedad General de Autores (SGAE) en el año 1999. Había terminado un máster de gestión cultural y una compañera le dijo: “Buscan a gente en la SGAE”. “Yo no sabía muy bien cuáles eran las funciones de un representante de la SGAE. Sabía a lo que se dedicaba y, encima, cuando fui a la entrevista, me lo pintaron todo maravilloso y, si te gusta la música, como es mi caso, proteger el buen uso de las canciones y fomentar la creación me parecía maravilloso. Además, me aseguraron que la gente sabía que tenía que pagar por los derechos de las obras y que, al realizar las visitas, no iba a tener ningún problema en cobrar.”, asegura A. R., sin poder ocultar la decepción que le produce pensar en ello hoy.

La realidad no tuvo nada que ver con esta imagen bucólica que le vendieron en los inicios. Defender a los autores se convirtió en una jornada laboral de casi 24 horas en la que, si quería llegar a fin de mes, porque le hicieron un contrato como autónomo –la mayoría de los inspectores estaban contratados por la SGAE como trabajadores por cuenta ajena, un hecho que, recientemente, ha cambiado–. En la actualidad, ya se están haciendo contratos mercantiles para evitar cometer más irregularidades, como, por ejemplo, obligar a estos trabajadores a cumplir unos objetivos mensuales o imponerles un horario laboral, algo que, al ser autónomos, no pueden hacer. “La SGAE tiene a 200 personas en mi misma situación y, como sabe que no está bien, lo que hace es ofrecer nuevos contratos de tipo mercantil pero con cláusulas abusivas para guardarse las espaldas y amenazando con echar al que no lo firme”, señala A. R. Su trabajo era conseguir que todos los clientes de su zona pagaran su factura correspondiente. “Era una presión constante. El año que yo entré incrementé los beneficios de mi zona más de un 80% y llevé a decenas de locales a juicio. Aun así, cada año que pasaba, te exigían que aumentaras el número de clientes, sin importar la forma. No se paraban a pensar que hay crisis, que muchos locales no tienen ni para pagar sus facturas y que, en muchos casos, las tarifas que nos tenían que pagar cada mes eran abusivas”, apunta. A pesar de la presión, el hecho de que su sueldo dependiera de las comisiones que obtenía a raíz de los pagos de los locales, le hacían actuar como un lobo más de la manada. “La SGAE no piensa en las personas ni en los casos personales. Ellos te dicen: tienes que cobrar sí o sí. Da igual que tú les digas que el dueño de un bar de un pueblo no tiene ni para arreglar las goteras del techo y que no va a poder pagar. No les tiembla la mano; en cuanto pueden llevar a alguien a juicio, lo hacen sin miramientos”, asegura.

Amenazas

Antes de emprender acciones legales contra un cliente que no cumple con sus pagos, la SGAE agota todas las opciones utilizando medios menos ortodoxos.
“Cuando un cliente se negaba a pagar o dejaba de hacerlo por alguna razón, íbamos al local y hablábamos con el dueño. Si era el primer caso, le explicábamos que por el uso público de obras registradas –a través de un reproductor de música o una televisión, en el caso de negocios de hostelería, o bien representándolas delante de un foro indeterminado de personas–, tenían que pagar un impuesto a la SGAE que variaba en función de los metros cuadrados del local o, en el caso de espacios destinados a conciertos o representaciones, según el programa. Algunos lo entendían y muchos otros no, pero, si podían pagarlo, muchos accedían. En el caso contrario, si dejaban de pagar por falta de liquidez, visitábamos el local cada poco tiempo para recordarles que tenían que pagar, pero ellos sabían que, hasta que llegaran a deber una cantidad que no superara los 300 euros, no podríamos hacer nada contra ellos, legalmente hablando. Por eso, si su cuota era de 15 euros al mes, podían acumular muchos recibos sin pagar. Pero la SGAE no iba a permitirse perder este dinero, así que, muchas veces, sin decirnos nada a los inspectores, contrataban a detectives para averiguar la titularidad de la empresa y les enviaban cartas amenazantes; por supuesto, sin que figurara el nombre de la entidad para que nadie pudiera ir contra ellos”, apunta A. R.

Falsificaciones

Otra práctica ilegal, muy habitual según cuenta este ex inspector, era falsificar facturas. “Cuando teníamos que cobrar a un ayuntamiento por una fiesta popular, en la que podía haber una orquesta o un pasacalles, por la celebración de un concierto, de un grupo que interpretara sus propios temas o que hiciera versiones de canciones registradas, teníamos que emitir una factura según el programa. La tarifa varía en función de las obras registradas que se interpreten y mi trabajo era acudir al evento, conseguir el programa o, si no lo había, ir apuntando las piezas que se escuchaban. Si era un concierto con un repertorio cerrado, era muy fácil hacer este trabajo, pero, en el caso de una charanga de un pueblo o de una coral que va improvisando o que no tiene un listado de las canciones, era muy complicado, porque es imposible que conozcas a todos los autores y sus obras y, a veces, es difícil contactar con estos grupos para pedirles que te den la información. En estos casos, la SGAE utilizaba “un programa tipo”. Teníamos en la sede un montón de programas de fiestas populares y, cuando no conseguíamos el auténtico, nos obligaban a coger uno de esos y emitir la factura a partir de él”, asegura A. R. Con este tipo de prácticas, la sociedad cobraba a un ayuntamiento o a una comisión de fiestas una cantidad de dinero que no se correspondía con la realidad y que, en muchos casos, era superior a la que tenían que pagar.

Favoritismos

Como ha quedado demostrado con el último escándalo de la entidad, ser amigo de los altos cargos de la SGAE tiene su recompensa, y ser uno de ellos, todavía más.

En los primeros años de su vida laboral dentro de la sociedad, A. R. tenía reuniones y compartía muchos momentos con su jefe de zona e, incluso, con algún alto cargo que se desplazaba desde la sede central para visitarle. Por eso, él mismo pudo comprobar cómo ciertos locales, por ser sus dueños amigos de un alto cargo de la SGAE o personas de influencia, no pagaban los derechos de autor y él recibía orden estricta de no entrar en el local a cobrarlos. “Te dejaban completamente sin armas. Tú entrabas en un local a hacer tu trabajo y, cuando enviabas los datos a la central para que los registraran, recibías un correo electrónico de algún jefe que te decía: de ese sitio olvídate, ya nos encargamos nosotros. Tú perdías el dinero de la comisión y el tiempo que habías empleado en toda la gestión. Además, sabías que nunca iba a pagar porque había un interés en que esa empresa X no pagase para que, cuando fuera necesario, le hiciera favores a la SGAE”, confirma. Pero este no es el único ejemplo que puede contar A. R.: “Un día vino mi jefe de zona conmigo a un juicio por impago. El cliente debía unos 600 euros. Cuando llegamos a la sala, mi jefe vio al demandado y me dijo que era el dueño del bar en el que desayunaba muchos días. Habló con los abogados y anuló el pago del hombre. Yo me quedé sin cobrar y el hombre se fue sin pagar”, asegura indignado.

Gastos de gestión

Saber cómo se reparte el dinero que se recauda en nombre de los autores es uno de los secretos mejor guardados por la entidad. “La SGAE presume de ser transparente, pero, muchas veces, los propios autores me han dicho a mí que no cobraban ni un duro. Hay casos en que, por un error burocrático, a un autor no se le paga durante meses y ¿qué se hace con ese dinero? Eso se debería investigar”, advierte A. R.
Además, la SGAE no sólo gana dinero de no pagar a los autores. “En los contratos que firman los clientes, aparece una cláusula en la que se indica que la sociedad se queda con un tanto por ciento del dinero del pago para sus gastos de gestión. Nadie sabe cuáles son estos gastos ni en qué se utiliza este dinero y, claro, si tú te quedas con un 20% de lo que cobra un cantante al que le tienes que pagar 600 euros al mes, no sacas nada, pero, si lo haces con una estrella que cobra millones y tú te quedas con alguno, las arcas se llenan rápido y él ni se da cuenta”, asegura A. R. Parece, en fin, que la Operación Saga es sólo el principio de una historia delictiva.
Con todo el dolor de mi corazon.lo copio de La Gaceta.es.copio y pego

miércoles, 6 de julio de 2011

Teddy Bautista, a disposición judicial por apropiación indebida La Guardia Civil registra la SGAE por presunta malversación de fondos y estafa Cultur


Barcelona. (Redacción y Agencias). - La Guardia Civil está procediendo al registro de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y "por el momento" por el que el presidente de la sociedad, Teddy Bautista, será puesto a disposición judicial. Otras dos personas serán puestas también a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, del que es titular el juez Pablo Ruz. La operación está promovida por la Fiscalía Anticorrupción, que lleva dos años investigando presuntos delitos de desviación de fondos y apropiación indebida.

De espontánea, se ha congregado un pequeño grupo de personas que han dicho trabajar por la zona y que están coreando lemas como "No hay pan para tanto chorizo", "Teddy, al final te llega tu sanmartín" o "Ladrones". Mientras tanto, la sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) permanece cerrada a cal y canto durante el registro que la Guardia Civil está realizando.

La operación coincide con la victoria de la Candidatura Profesional de Autores y Compositores (CPAC), encabezada por Bautista, en las elecciones celebradas ayer para elegir a los 38 miembros que integrarán hasta 2015 la Junta Directiva de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), ha informado la entidad.

Una supuesta trama societaria de empresas filiales

La Fiscalía Anticorrupción presentó en la Audiencia Nacional una denuncia dirigida contra la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) por un supuesto desvío de fondos en sus actividades, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas. El escrito del Ministerio Público, que fue presentado hace unas semanas ante el Decanato de la Audiencia Nacional, responde a unas diligencias previas abiertas por este departamento a raíz de una denuncia que presentaron en noviembre de 2007 la Asociación de Internautas, la Asociación de Usuarios de Internet, la Asociación Española de Pequeñas y Medianas Empresas de Informática y Nuevas Tecnologías (APEMIT) y la Asociación Española de Hosteleros Víctimas del Canon (VACHE).

La denuncia, a la que tuvo acceso Europa Press, se basaba en la aparición en varios medios de comunicación de varias "supuestas ilicitudes cometidas en la gestión económica de los recursos de la SGAE". Los internautas denunciaban que los directivos de la entidad habían formado una trama societaria de empresas filiales en torno a la Sociedad Digital de Autores y Editores (SDAE) en las que las cantidades recaudadas en concepto de gestión de derechos de autor se invertían en actividades lucrativas para las mismas.

Según estas asociaciones, la entidad denunciada incumplía, de esta forma, "el mandato legal que le exige que el reparto de los derechos recaudados se efectúe equitativamente entre los titulares de las obras o producciones utilizadas, pues supuestamente se estaría destinando dicha recaudación a mantener empresas privadas, que lo son de sus socios y que además envuelven un ánimo de lucro prohibido expresamente por ley".

A su juicio, estas actividades podrían ser constitutivas de los delitos de apropiación indebida, estafa y fraude de subvenciones que serían achacables a los responsables de las empresas que habrían llevado a cabo la "malversación" de sus recursos económicos y, de forma subsidiaria, al Ministerio de Cultura, como "principal fiscalizador de este tipo de asociaciones".

El juez ordena el bloqueo y embargo de las cuentas relacionadas

El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha autorizado el bloqueo y embargo de varias cuentas bancarias en el marco de la investigación abierta. Así lo han informado fuentes jurídicas, que han señalado que esta es una de las solicitudes que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil hizo ayer al magistrado, al que también pidió que autorizara varias entradas y registros -como el que ha tenido lugar esta mañana en la sede de la SGAE- y comunicó que tenía previsto detener hoy a varias personas para tomarles declaración.

La entidad "confía plenamente" en la "inocencia de sus directivos"

La SGAE ha señalado en un comunicado al que ha tenido acceso Europa Press que "confía plenamente" en la "inocencia de sus directivos" ante la "extraordinaria situación vivida en el día de hoy". La entidad de gestión señala que está "a la espera de conocer el sentido de la investigación y registro que se están llevando a cabo en su sede central" por parte de la Guardia Civil. Asimismo, indica que está colaborando en todo momento con las instituciones judiciales "para aclarar las razones que han motivado esta actuación". Finalmente, ha expresado su "sorpresa" por que esta acción "se lleve a cabo precisamente un día después de que se hayan celebrado las elecciones a su Junta Directiva en la que han participado más autores que en toda la historia reciente de la Sociedad", concluye.La Vanguardia.com.copio y pego