Aunque defienden que la labor de la entidad es proteger los intereses de los autores, la verdad es que una envidiable cantidad de dinero va a parar de forma directa a las arcas de la SGAE. Y de allí sólo sale para sufragar actividades y proyectos que sólo incumben a la propia Sociedad, como el salario de sus empleados o la construcción de sedes faraónicas como la de Boadilla. Su procedencia es un agujero legal basado en los derechos prescritos. Un concepto que abarca también a un autor anónimo, ilocalizable o que no dé señales de vida para cobrar su porcentaje. Al menos, así lo entiende la Agencia de Evaluación de Calidad (Aeval), perteneciente al Ministerio de Administraciones Públicas.
Según el diario Público, entre 2005 y 2007 la SGAE se embolsó 28,75 millones de euros procedentes del fondo común de reparto. Es decir, recibe una importante cantidad de euros que administra como quiere y que en realidad no va a parar a ninguno de sus socios.
Cada año, un 15% del fondo para repartir entre los autores queda sin identificar, lo que se traduce en unos 50 millones de euros de media. Y cuando quieren exigir lo que en teoría es suyo, no resulta fácil. En 2006, la SGAE modificó sus estatutos y redujo a sólo cinco años el plazo de reclamación de derechos no identificados. Incluso si es reconocido, en el caso de que hayan transcurrido 15 años su autoría pierde validez.
Unos fondos que proceden del famoso canon digital y cuya finalidad es repartirlos entre los autores. Pero lo cierto es que los fondos que afirman que son para promoción cultural se han invertido en Arteria, según el diario Público. Arteria es una sociedad formada por una red de teatros adquiridos por la SGAE en España y América Latina. La propiedad o cesión de los edificios corresponde a la Fundación Autor, de nuevo una compañía que pertenece a la SGAE en su totalidad. A mediados de 2007, el presupuesto para el proyecto Arteria era de nada menos que 190 millones de euros.
Público desvela que otra de las fuentes de riqueza del organismo presidido por Teddy Bautista es la hipoteca de edificios, como el de Studio 54 en Barcelona, por el que ha conseguido 4,8 millones de euros de Caixa Catalunya, o el Palacio del Infante Don Luis en Boadilla del Monte. Que, no olvidemos, fue adjudicado por el Ayuntamiento en un concurso hecho a medida.
En definitiva, la SGAE es muchas cosas, menos filantrópica.
Fuente: Público.es.copio y pego