domingo, 24 de mayo de 2009

Piden la cabeza de Teddy Bautista


ctualizado el 24/5/2009 - 08:01h

Quieren la cabeza de Bautista. Están hartos de que les tomen el pelo con el dinero de las cuentas anuales, el desigual reparto de derechos de autor y el favoritismo mientras la SGAE de Teddy Bautista beneficia a unos pocos o se lanza a proyectos faraónicos.

La rebelión ha estallado en la SGAE, en medio de las polémicas del canon digital o las obras faraónicas. Tres autores piden la dimisión de Eduardo Bautista (Las Palmas, 1943), presidente del Consejo de Dirección de la entidad. El compositor Luis Cobo, Manglis, uno de los faraones del rock andaluz, reclama 400.000 euros por apropiación indebida a Microgenesis, la empresa proveedora de la SGAE. Y José Antonio Prieto y Antoliano Toldos, otros dos compositores, reclaman 1.400.000 euros.

Cuestionan además la falta de democracia interna y la ley del silencio que Bautista ha impuesto en la SGAE, a la que tildan de sindicato vertical. En la asamblea del día 19, se plantaron en la calle, pancarta en ristre, para denunciar el caciquismo de la entidad y protestar por la aprobación de unas cuenta anuales “que no reflejan la verdad”, afirma Prieto a ÉPOCA. “Lo hacemos en la calle, porque estamos sancionados y no nos permiten participar en la asamblea”.

Coincidían con trabajadores de la SGAE, que se manifestaron en contra del ERE que puede afectar a 70 de los 450 empleados. “Mientras se gastan el dinero en obras faraónicas como el Palacio de Boadilla o la Torre de la Música de Valencia...”, se quejaba un trabajador.

Los disidentes acusan a la SGAE de estar controlada por una oligarquía. Sólo la minoría de los autores que más venden (7.000 de los 90.000 socios) puede votar. Aunque el número de descontentos es mayoría en la SGAE, son muy pocos los que desafían a Bautista, con nombres y apellidos. Manglis es uno de ellos. Lleva 30 años en la entidad y un día se hartó de que le escamotearan los repartos por derechos de autor. Fue en 1995, cuando descubrió que le debían más de medio millón de pesetas por una sintonía para el Festival de Benidorm. “Estaba feliz -nos cuenta Manglis- porque emitían la sintonía por televisión y calculaba: me llevo un millón de pelas. Pero lo que llegó fueron... 90.000 pesetas.” Reclamó y el dinero le llegó con siete años de retraso.

Pero la mayor tomadura de pelo, según el músico, fueron las 28 composiciones suyas incluidas sin su consentimiento en un CD promocional de la SGAE y en cuatro DVD comercializados por Microgénesis S.A., empresa propiedad hasta 2000 de José Rodríguez Neri, director general de SDAE (Sociedad Digital de Autores), es decir la pata digital de la SGAE. Se repartieron 52.000 copias del CD y Manglis no vio ni un duro. Reclamó y logró que le pagaran el 30% por liquidación de los derechos (4.000 euros). Pero aún no ha cobrado por la producción de las composiciones, por lo que acusó a Microgénesis de apropiación indebida. Les reclama 400.000 euros. “Si esto me pasa a mí -dice- que soy de los autores con derecho a voto en la SGAE, ¿qué será de los casi 80.000 que no lo tienen?”.

La diferencia es que el compositor no se calla. “No todos tienen bemoles”. Manglis persiguió a Rodríguez Neri, y éste llegó a ofrecerle 3.000 euros para que no lo sacara a colación en la asamblea anual. “No acepté”, concluye. Pero la disidencia se paga cara. A Manglis le cayeron 18.000 euros y la prohibición de pisar las asambleas en cinco años, por pedir la dimisión de Neri, acusándole de incompatibilidad de cargos (haber sido presidente de Microgénesis, que presta el 99% de los servicios que demanda la SDAE).

También José Antonio Prieto, otro rebelde demasiado locuaz, ha sido represaliado. La SGAE le multó con 1.000 euros por faltar el respeto en una asamblea. ¿Motivo? Se opuso a la aprobación de las cuentas anuales. Prieto reclama 1.400.000 por apropiación indebida en concepto de derechos de autor.

Lea este reportaje íntegro en la revista ÉPOCA.Lanacion.es.copio y pego