martes, 2 de marzo de 2010


Traxtore en Luxemburgo

February 23rd, 2010 por Javier Cuchí

De la serie: Correo ordinario

Dentro de poco más de una semana, el próximo 4 de marzo, se celebrará en Luxemburgo la vista oral del recurso que Ana María Méndez ha interpuesto ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea contra las sentencias españolas que la condenaron en el pleito con que las dichosas entidades de gestión de derechos peseteros de autor la persiguieron y la machacaron.

El próximo 4 de marzo, gane o pierda, será el triunfo de Ana María porque, de un pleito inicial con la $GAE, ha logrado que vayan a Luxemburgo, cagados de miedo, nueve abogados enemigos: 4 de $GAE, 2 de EGEDA, 1 de AIE, 1 de AGEDI y 1 de CEDRO. Casi nada. Todos a defender el canon como un sólo hombre.

Cada vez que pienso en la guerra que ha sostenido hasta el final Ana María contra la $GAE, me parto de risa imaginando la cantidad de capones que, aún después de todos estos años, debe estar recibiendo el que tuvo la malhadada idea de tocarle las narices. Porque, gane o pierda, el daño que ha hecho Ana María a la $GAE (y a sus congéneres) es inmenso. Quizá ahora, con la $GAE objeto de maldiciones por parte de toda la sociedad española (situación a la que se ha llegado, por cierto, con la nada desdeñable contribución de la propia Ana María) el caso «SGAE contra Traxtore» quede ya en un segundo término, oculta su tremenda truculencia por una $GAE ciega de avaricia, desquiciada, con el norte completamente perdido, arrasando con festivales escolares, representaciones populares de clásicos, establecimientos de peluquería, establecimientos de hostelería, fiestas mayores, carnavales… y haciéndose odiosa incluso a los más distanciados padres de familia de este país.

Pero aún recuerdo aquel día en que la conocí en los estudios de una emisora barcelonesa de radio, empezando su cruzada particular, incansable, prodigándose en declaraciones en los medios, en conferencias, vertebrando organizaciones de perjudicados a nivel nacional (yo constaté personalmente, por simple ejemplo, la veneración que le tributaban los comerciantes de electrónica de León, recientemente apaleados en masa por el enemigo), aquel día en que yo me lancé a la piscina -menudo puntapié en el trasero me hubiera podido dar Víctor Domingo- prometiéndole, sin ser nadie más que un socio de a pie, toda la ayuda de la Asociación de Internautas, y aún me veo, más que me recuerdo, llamando a Víctor y encareciéndole para que conociera a esa chica y se interesara por su guerra, porque estaba muy incardinada en la nuestra.

Dentro de una semana, Ana María quemará su último cartucho y vencerá o no. Pero si ganan los otros, será una victoria pírrica, una pobre y mísera victoria en la que habrán salvado transitoriamente los muebles, pero habrán perdido todo lo demás.

Pase lo que pase dentro de algo más de una semana, en la $GAE saben perfectamente que todo el daño que le hayan podido causar a Ana María -que ha sido mucho- no es nada comparado con el que ella les ha devuelto.

Con el sopapo en la boca que les ha atizado una sencilla, apocada y menuda madre de familia detrás de cuya humilde apariencia se agazapa una voluntad de hierro, una capacidad de trabajo enorme y un pertinaz sentido de misión inasequible a toda drôle de guerre.

El próximo día 4, Ana María, todos, de alguna manera, estaremos contigo en Luxemburgo.

¡Sus y a ellos!El Incordio,copio y pego